Choni Ramallo (Olivenza, 1925 – 2008), siendo la menor de tres hijos habidos en el matrimonio de Joaquín Ramallo, zapatero de profesión, y de Encarnación de la Granja, modista. Junto a sus hermanos llegaría a sentar las bases del que hoy es uno de los grupos folklóricos decanos en Extremadura, La Encina, llegando a recorrer gran parte de la geografía española divulgando las danzas oliventinas.
Choni tuvo que ponerse a trabajar desde temprana edad, ayudando a su tío en un comercio de venta al por menor. A los veinte años se incorpora a la Sección Femenina de FET de las JONS; paralelamente, desarrolla labores de recogida de danzas y bailes, acompañada de varios bultos de la localidad en lo que respecta a música, como D. Manuel Núñez, o acompañando a Dña. Mariana Santos en la enseñanza de estos bailes; en 1959, el Ayuntamiento, tras la participación en varios cursos establecidos al efecto por la Sección Femenina, la nombra profesora de Educación Física, trabajo remunerado. Junto a su hermana Claudia se presentan para optar a las plazas del taller de costura en el Hogar de Falange, quedando su hermana de coordinadora y ella de profesora. A los 65 años se jubila de su trabajo como profesora, pero sigue al frente del Grupo de Coros y Danzas “La Encina”. Solo lo abandona cuando la enfermedad de Alzhéimer puede con ella. Fallece a los 83 años.
En la Olivenza de principios de los 40, aún mermada y mutilada por las consecuencias de la Guerra Civil y la posterior postguerra, el foco de la cultura se centró en la recuperación de la cultura popular y las tradiciones locales que, en sus inicios, se dedicó a recoger, recuperar y conservar el folklore local que ha llegado hasta la actualidad. El papel de Choni en la investigación y recuperación de música y bailes de la zona ha sido fundamental.
La propuesta de odónimo se fundamenta en la labor llevada a cabo por Dña. Encarnación Ramallo de la Granja en recogida de danzas y bailes de la localidad, en su preservación y difusión de la idiosincrasia de Olivenza en lo que respecta a parte de su patrimonio inmaterial; labor desinteresada que se dilata en el tiempo y que gracias a su labor altruista aún perdura, dado que desde el año 1943, el Grupo de Coros y Danzas “La Encina”, aunque adaptado en 1975 como asociación, ha representado ininterrumpidamente a Olivenza en cualesquier parte, sea en territorio nacional o extranjero. Referente a la localidad, trabajó intensamente por la igualdad en el seno de su grupo; adelantada a su tiempo en la concepción no tradicionalista del papel reservado a la mujer en todas y cada una de las actividades en las que desarrolló su profesión. En realidad, la Sección Femenina supuso la única oportunidad para mujeres y niñas de realizar otras actividades fuera del hogar sacralizado; se fomentaba en igualdad el deporte, la pertenencia a grupos de folclore, la enseñanza de los mismos y la realización de viajes que, fuera del seno de estos grupos, era impensable realizar.